viernes, 26 de octubre de 2012
Eduardo Sosa: ¡Qué viva la canción!
Por Yordanis Ricardo Pupo
Segundos
después de coger Eduardo Sosa su guitarra, comenzó también un
pequeño aguacero, imperceptible para el trovador, que disfrutaba los
aplausos de bienvenida.
La
lluvia no impidió que los holguineros acudieran el viernes a su
encuentro, en la más reciente edición de “Canción +20”, esta
vez bajo el techo del Gabinete Caligari -en lugar de la tradicional
terraza al aire libre.
El
guajiro de Mayarí Arriba, ex miembro del dúo Postrova, abrió y
cerró su presentación con sendas declaraciones de vida “Retoño
del monte” y “A mí me gusta, compay”.
En
la primera, cuenta cómo trajo su “sinsonte para la ciudad”,
cuando salió de la lomas “a buscar su oportunidad”: ahora
trabaja en La Habana y vive en 23, una de las calles más céntricas
de la capital cubana. En la segunda, narra los problemas de la
realidad cubana, con su imprescindible optimismo: “Yo sé que de
todo, de todo no hay”, pero aún así prefiere vivir aquí.
La
noche es una gran descarga y acompañado por Dairon Ortega,
guitarrista del Cabildo del Son, canta también a sus amigos y
recuerda a algún amor perdido en “Hoy que me faltas”.
Con
“Un son para ti” viaja en el tiempo hasta el santiaguero teatro
Martí, donde hace más de tres décadas, hizo su primera aparición
en público, con este tema de Pepe Ordaz.
Entre
canción y canción, el trovador recuerda las anécdotas de escuelas
al campo en ese pueblo del oriente de Cuba al que dedica el “Son de
Contramaestre” y otras noches bohemias que compartiera allí con el
cantautor William Vivanco.
“La
canción de Irene” cierra esta primera hornada de temas suyos.
Continúa con “La felicidad”, de Pablo Milanés y sin saberlo da
la bienvenida a un amigo que acaba de llegar de Santiago de Cuba.
Hay
buena vibra cuando magistralmente interpreta “Un vestido y un amor”
y “11 y 6”, ambas escritas por el argentino Fito Páez. Las
ovaciones no cesan.
“Con
la navaja en la mano” retoma sus composiciones, historia de guapos
de barrio, a la que sigue “Santa María de las Canciones”,
homenaje a varias generaciones de músicos que se han inspirado en
ese nombre, recurrente en la cancionística nacional e internacional.
Pasa
de la media noche cuando Eduardo Sosa describe a “Canción +20”
como “idea muy bonita, que ojalá permita una mayor presencia de
trovadores en las Romerías de Mayo”.
Se
oyen varios vivas, por la Canción, las Romerías, el Caligari y la
Asociación Hermanos Saíz –auspiciadora de este encuentro y del
Festival de Juventudes Artísticas que en mayo próximo celebrará su
vigésima edición.
Es
la hora de “A mí me gusta, compay”, de los aplausos finales, la
firma de autógrafos y carteles con la imagen del trovador. Los que
quieren seguir escuchándolo, acuden el sábado a la Casa de la Trova
o a la de Iberoamérica.
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