Llueve y la ciudad está ahí,
esperando los vendedores de raíces
para curar el alma y el espíritu,
y a los que venden ron y vino para matar el ocio
y acabar el hígado.
Llueve y la ciudad está ahí,
con flores amarillas y viejos adoquines,
una loma alta, escaleras blancas y su cruz amada,
hacha en hombros y una bandera cubana
poetas en jolgorio, trova abierta
vieja o nueva
y un tambor que suena con sudor de caña.
Una gaita amiga que entre tanta gente,
grita y canta, recordando a un tiempo
jóvenes y abuelos por las mismas calles.
Llueve y la ciudad está ahí,
Mayo de Romeros con sus caras nuevas
junto a sus banderas,
baila un pueblo entero,
con el son cubano, la canción ligera o
el rock extraño.
Sueños locos de hace algunos años,
Hoy se tejen fuertes en la aldea a
la Isla
Y de esta a Mayo.
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