Por Aroldo García Fombellida
Fuente: www.radiorebelde.cu
Holguín, Cuba. - Es el tercer día de mayo y es temprano en la mañana. Por decimo octava ocasión en igual número de años la réplica gigante, hermosa, y exacta de un hacha petaloide de origen indígena se acomoda entre brazos fuertes y bullicio de altos decibeles.
Como punto de partida desde la primera vez, el más emblemático y significativo de entre todos los posibles; el Monumento al Guerrillero Heroico, a unos cinco kilómetros del centro de la Ciudad de Holguín. Casi enseguida, el transitar con el paso veloz de los jóvenes, por las anchas avenidas del Nuevo Holguín, y de ahí, a idéntico paso, por las estrechas vías del centro histórico local hasta el mayor y más conocido de los parques en una ciudad que se identifica como apellido con el apelativo a tales plazas.
Entonces en plena calle aparecen teatreros y cantautores, trovadores y bailarines líricos, coros y hasta comparsas, y cada uno muestra lo que trae, y todos andan a paso rápido como si se fuera a acabar el tiempo. Parada momentánea para un itinerario que no concluye. A las doce más o menos, el Hacha Petaloide vuelve a los hombros, y el paso se multiplica… arriba, arriba, arriba… los escalones imponen, pero no asustan, uno, diez, cien, trescientos, cuatrocientos, treinta, cincuenta, ochenta y nueve… la cima de La Loma de la Cruz ha sido conquistada otra vez, y otra vez estará lista la proclamación a mil voces. Han comenzado en Holguín, su sede desde el nacimiento, Las Romerías de Mayo.
Toda una semana para empatar madrugadas, noches, tardes y mediodías. Prohibido dormir, un bando que no hace falta imponer, y se cumple por tanto, con el rigor de lo que se hace a gusto. Caerle atrás a los protagonistas es misión difícil. Estos muchachos y muchachas aparecen lo mismo en la imponente exposición personal del genial Cosme Proenza, que coreándole a un trovador, que absortos en una sala refrigerada disfrutando las notas hilvanadas por un pianista de talla extra recién llegado de Italia, que desgañitados con la salsa, el son y el reggaetón. Y lo que más llama la atención es que lo mismo se entienden australianos que rusos, asiáticos, barbadenses, italianos, que cienfuegueros, mayabequenses y pinareños. Y lo mismo si tiene quince que setenta años.
Las Romerías de Mayo son mucho más que todo lo dicho posible, eso si, con tradiciones y modernidad siempre de la mano, fundando, descubriendo, hermanando, imponiéndose con humildad y mil alternativas a las latentes finanzas minúsculas, y saliéndole al paso a las soberbias y las frustraciones de quienes a noventa millas al norte de Cuba no conciben la felicidad juvenil.
Las Romerías de Mayo de Holguín ya son de nuevo una realidad tangible. Igual a las de hace dieciocho años… distintas dieciocho veces y siempre asegurando con creces, su mil veces demostrada divisa principal… ¨No hay hoy sin ayer¨…