Conceicao Praun nació en el norte de Brasil, vive en Sao Paulo y llegó a Holguín desde La Habana, en un largo peregrinaje que hace por todo el mundo en un proyecto de vida de gastos sin retorno, fotos en 35 mm (solo en blanco y negro) y mensajes perdidos en su contestadora.
¿Por qué en blanco y negro si la naturaleza tiene una paleta tan amplia de colores? Ella, que trae una exposición de fotos y un documental, responde que por tres razones, es menos polutivo, le hizo esa promesa a su mejor maestro antes de morir, y la puesta de esa naturaleza con tantos colores no ha resuelto nada hasta ahora, acaso no sensibiliza a nadie.
En blanco y negro la gente se concentra más en el drama; las fotos tomadas en la India, Copenhagen, Chipre y Emiratos Árabes redundan en un fondo fijo: los basureros, las fábricas de reciclaje automatizadas del primer mundo, y las familias de buzos de los países subdesarrollados.
No recibo nada a cambio por esto –dice en tono alto y ojos azules-, y no compito en festivales porque creo que a veces pueden haber razones no artísticas para premiar a alguien.
Aunque su principal motivación parece ser el medio ambiente, y la distribución de los materiales que ha filmado es gratuita, ha podido montar exposiciones en varios países de Europa, donde ha vivido por mucho tiempo.
Tiene un bolso repleto de catálogos, y su primer filme de ficción Wake Up Call, entró en Cannes, el festival donde uno puede pasarse una vida entera sin entrar –tanto dentro como fuera de competencia-. Nos enseña la invitación y nos mira a los ojos como ha hecho desde el principio, de una manera atenta y firme.
El documental que presentará aquí se llama Una caminata medioambiental, imágenes de un recorrido que hizo por toda Cuba, desde la Havana hasta Gibara. Las fotos fijas recogen el testimonio grafico del itinerario, e insiste: todas en blanco y negro.
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