Por Michel Hernández-Periódico Granma
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Al músico Agustín Ronconi se le vio una vez en La Habana a finales de la década del 90. En aquella ocasión viajó acompañado por Ezequiel Jusid, con quien integraba el entonces dúo Arbolito, para tocar junto a jóvenes trovadores cubanos. Más de una década después, este polifacético argentino volverá a aterrizar en Cuba. En cambio, esta vez lo hará junto a la banda que creó bajo el mismo nombre de su formación inicial y que ya es una referencia fundamental del folk-rock gaucho.
Invitado por la Dirección de Cultura de Holguín y la Asociación Hermanos Saíz, Arbolito llegará hoy a la Isla para participar en las próximas Romerías de Mayo, donde ofrecerán cuatro presentaciones. La gira incluye también dos conciertos en La Habana: mañana viernes, a las 8:00 p.m., en la Casa del Alba junto a la banda Tesis de Menta y el sábado, a la 5:00 p.m., en el espacio La Utopía, en El Diablo Tun Tun de la Casa de la Música de Miramar; un amplio programa que tiene "muy felices" a los "Arbolitos", reveló Agustín en entrevista con Granma por correo electrónico. "Ahora estamos muy felices de volver y los que van por primera vez ni te cuento", apunta el líder y vocalista de la banda bonaerense fundada en 1997.
Ganadores de los premios Atahualpa en el 2009 como mejor grupo vocal e instrumental, Arbolito es una banda insignia del folk-rock argentino. En un principio fue creada como dúo por Agustín Ronconi, y Ezequiel Jusid, quienes se habían conocido en un viaje de mochileros por Latinoamérica. Después terminaron por abrazar la idea de ampliar el formato debido al impacto de sus shows en vivo. A partir de ahí, el nombre de la escudería comenzó a rodar de boca en boca gracias a un original trabajo con el que han desplegado su libertad creativa a manos llenas.
La trayectoria de la banda irradia coherencia y honestidad desde su propio nombre, el cual, por cierto, se debe al alias con que el escritor argentino Osvaldo Bayer nombró en su libro Rebeldía y esperanza al indio que ajustició al coronel europeo Federico Rauch, por el genocidio cometido contra los indios de su comunidad.
"Osvaldo hacia fines de los 60 fue invitado a dar una conferencia en la mismísima ciudad de Rauch y propuso que dejara de llevar ese nombre para llamarse Arbolito. Después de despertar solo un par de tímidos aplausos y de ser detenido por tres meses al llegar a Buenos Aires, vino a enterarse que el ministro del Interior en ese momento era bisnieto del coronel Rauch", recuerda Agustín, quien comparte además la alineación con Ezequiel Jusid (voz y guitarra), Diego Fariza (batería y percusión), Andres Fariña (bajo y coros) y Pedro Borgobello (clarinete, sikus, quena, guitarra y coros).
Mucho tiempo después el grupo volvió sobre la propuesta del autor de La patagonia rebelde. "En el año 2003 fuimos invitados por estudiantes de la ciudad de Rauch a dar un recital y una conferencia junto a Osvaldo y volvimos a la carga con la propuesta, la que despertó una interesante polémica que ha generado que en muchos lugares le cambien el nombre a calles, escuelas y plazas, siendo uno de los más reemplazados el de Julio Argentino Roca, principal asesino de indios y benefactor de terratenientes argentinos, por títulos como Pueblos Originarios o Che Guevara", señala.
La selección del nombre no surgió por casualidad. Ahí está, para demostrarlo, un trabajo que no solo ha preservado y actualizado el folclor latinoamericano, sino que también los ha llevado a tomar partido por causas sociales estrechamente ligadas a las raíces de la historia de América Latina. "La temática en general de nuestras canciones también nos ha llevado a estar muy cerca y acompañar la lucha de instituciones de derechos humanos, como las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo", explica Agustín.
Hasta el momento han publicado cinco discos, Despertándonos, Cuando salga el sol, Mientras la chata nos lleve, La arveja esperanza, y La mala reputación. Su música frecuenta los terrenos del rock and roll y el reggae, pero sobre todo se adentra en las bases rítmicas del folclor gaucho, una sonoridad que desarrollan como si se hubieran pasado la vida recorriendo Argentina de una punta a otra.
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