No es posible hablar de las Romerías de Mayo y de la Loma de la Cruz sin rendir tributo a esta insigne figura, quien fuera el promotor del rescate de esta tradición cultural en los inicios del siglo XX y el genio creativo que fraguó la idea de la construcción de la escalinata para facilitar el ascenso de los holguineros a lo alto de la Loma de la Cruz.
Oscar Albanés Carballo (1891-1962) nació en un ambiente familiar culto; creció rodeado del amor a la Patria, a las tradiciones y a las buenas costumbres, con sólidos principios religiosos. Cursó estudios de bachillerato y luego, en la Universidad de La Habana, se graduó de Doctor en Farmacia. A su regreso, se incorporó a la vida social holguinera, formando parte de las primeras generaciones de intelectuales, entre los que se destacó por su carisma y espíritu emprendedor.
Fue un hombre polifacético, que sobresalió como farmacéutico, deportista, periodista, político, orador, poeta, escritor; pero fue en el campo de la cultura donde más desplegó su capacidad creadora, pues consideraba que por medio del desarrollo cultural podía lograrse el mejoramiento de las condiciones humanas y sociales. Asimismo, su inteligencia preclara y visión de futuro le permitieron avizorar que Holguín podía llegar a ser una importante plaza para el turismo.
Por cualquiera de las aristas de su naturaleza creativa en las que se destacó podía ser recordado Oscar Albanés, pero fue la construcción de una escalinata para facilitar el acceso de los holguineros a lo alto del histórico cerro, lo que puede considerarse su obra magna y la que más lo hizo trascender.
A la realización de este proyecto consagró toda su fuerza y tenacidad. Los trabajos se iniciaron el 28 de enero de 1927 y para llevarla a feliz término se apoyó en el Cuerpo de Exploradores y en el pueblo de Holguín, que aportó los fondos para su ejecución en verbenas, tómbolas y exposiciones; también contó con la contribución de instituciones y personalidades, así como de comercios que cooperaron, fundamentalmente, con materiales de construcción.
El proyecto inicial se amplió y se convirtió en un hermoso conjunto arquitectónico compuesto por una base con su plazoleta y garitas al estilo militar, con un cañón español colocado en el centro; la escalinata de 458 escalones, con bancos y descansos; y coronando la cima, una rotonda con tres entradas rodeadas de bancos, al centro de la cual se reconstruyó un fuerte colonial en ruinas que existía desde la Guerra de Independencia. Hacia el oeste de la escalinata se edificó el oratorio con la cruz de madera, siguiendo la tradición iniciada por el franciscano Fray Antonio Alegría, quien colocó la primera cruz el 3 de mayo de 1790, dando inicio así a las Romerías. La obra se fue ejecutando por partes y todo el conjunto se inauguró el 3 de mayo de 1950.
Con pocos cambios en su construcción y recientemente restaurada, este será el bello monumento, símbolo de la ciudad, que admirarán las delegaciones que nos visiten en las Romerías.
Y porque ‘’no hay hoy sin ayer’’ honremos la memoria de Oscar Albanés Carballo, hijo ilustre de esta tierra, quien sembró ayer la semilla del desarrollo cultural que hoy vemos fructificar en este Festival Mundial de las Juventudes Artísticas.
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