sábado, 7 de mayo de 2011

Incubarte sin Vallecillos

Por Carlos Melián Moreno

“Traemos artistas a los que las instituciones no le paran bola”, dice Iván Fiallo, embajador del proyecto Incubarte, uno de los focos de promoción que, desde Honduras, más activismo hace a favor de este evento.

Venimos gracias al esfuerzo de los propios artistas. Pero esta vez, a diferencia de otras, fijamos el argumento: “Poéticas de agua”.

Es el recurso natural más abundante y menos preciado de todos –argumenta Olry Córdova- la pintora que trae acrílicos en miniaturas y un conjunto de escultura.

“Son 250 zancudos (mosquitos) hechos con alambre dulce, y pequeñas imágenes de arcos de violín que pinto en mi casa del casco histórico de Tegucigalpa

Sus otros cuatro colegas la siguen en propuestas tan diferentes como veejing, tatuajes, performances y mural; y acaso, de tan disímiles, solo se vean de vez en vez o a la hora de las comidas.

En mi show Laboratorio Video Stencil, cuenta Fiallo, proyecto imágenes de VJ en una pantalla. Utilizo objetos diversos y materiales como látex, acrílicos, condones con agua, entre otros.

Mei Lan Quan, la más alta de los hondureños, no tiene los rasgos asiáticos que insinúa su nombre; sin embargo, en Tailandia aprendió a hacer tatuajes.

Tiene una tienda en Honduras donde vende pantalones de corte oriental y bisutería maya, pinta cuadros y termina una carrera de arquitectura, mientras la ciudad cambia su manera de asumir el tatuaje.

“Ahora nos estamos organizando; somos unos cinco chicos con tiendas de tatoo en Tegucigalpa. A menudo se asocia más con las maras, es decir, con las pandillas y esas cosas, que con el arte.

Mei tiene en plan tatuar a doce personas y cada dibujo corresponde a una parte del cuerpo fijada de antemano.

Lo mío se llama “La Promesa”, adelanta José Carlos Alonzo, a quien a partir de hoy se le verá todo el día montado en un andamio del Caligari. “Soy diseñador gráfico y en mis tiempos libres hago murales en zonas críticas de mi ciudad”.

Se refiere a esas pandillas de las que habla Mei: “Monto un andamio en uno de estos barrios, comienzo a pintar y muy pronto comienzan a aparecer jóvenes, algunos armados, que miran, preguntan y se quedan un rato allí conmigo, ayudando”.

“La idea es que al menos ese día canalicen su energía hacia el arte. Y a esos murales, por supuesto, no hay quién los raye”.

Alonzo trajo solo dos colores, blanco y negro, para evitar problemas en el traslado, “y aun así no fue fácil”, recordó.

El más callado de la delegación, también puede ser el padre de todos: Saúl Córdova, el padre de Olry, trae un performance que “podría causar risa, tomarse en serio o provocar burlas”.

Consiste en salir a hacer entrevistas con una cámara de cartón y un micrófono de juguete. “Los temas se me van ocurriendo sobre la marcha, pero seguro que habrá preguntas relacionadas con el agua, las Romerías…”

Ambos se juntaron para venir a Cuba, luego de que la chica le hablara del proyecto. Tenía acumulados aquellos viejos sentimientos por la Sonora Matancera y Celia Cruz, así como las noticias de la Revolución cubana, y se ofreció a pagar los pasajes de ambos.

Incubarte relaciona a artistas invisibles con otros artistas y con las Romerías: “Aquí, además, inicia nuestro año; es la inyección que necesitamos para seguir adelante”, comenta Fiallo.

Él y su colega Gabriel Vallecillos (no vino por falta de dinero) son los responsables de esta delegación, que hasta la fecha, en mitad de una década, logró reunir a más de 70 hondureños.

Cuando le preguntamos qué pasa con Vallecillos allá en Honduras y el aquí en Cuba, contestó: “Está triste y llamándonos por teléfono”.


*El término videojockey o VJ se aplica a aquellos creadores que generan sesiones visuales mezclando en directo loops de video con música u otro tipo de acción. Por extensión, al acto de mezclar video de esta forma se le llama "veejing".

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